En 1948, cuando Stalin pone sus manos sobre Polonia, el famoso pintor Wladyslaw Strzeminski se niega a comprometer su arte con las doctrinas del realismo social. Perseguido, expulsado de su puesto en la universidad, es de repente borrado de los muros de los museos. Con la ayuda de algunos de sus estudiantes, comienza a luchar contra el Partido y se convierte en el símbolo de una resistencia artística contra la tiranía intelectual.